En el año 2006, el neurólogo Eelco Wijdicks, de la Clínica Mayo en Rochester, y un equipo de entusiastas, analizaron una treintena de películas filmadas entre 1970 y 2004, que abordan de una u otra forma la realidad del coma, descubriendo que por lo menos 28 de ellas eran un desgraciado remedo –una caricatura, dijeron– de esta dificilísima condición. En suma, al doctor Wijdicks le preocupaba que muchas personas pudieran tomar decisiones muy serias en base a representaciones tan onerosamente superficiales.
Los argumentos del señor Wijdicks son irreprochables. Pero este libro, de calado insoportablemente fantástico, no pretende otra cosa que multiplicar el número de inexactitudes y familiaridades vinculados al tema. Es una novela inverosímil, barata y grosera. Quien busque aquí credibilidad y rigor no encontrará otra cosa que mentira y cinismo.
